
Hasta ahora todos teníamos claro que podíamos hablar de diferentes áreas en la electrónica y cada uno de nosotros estaba especializado en una o varias de ellas. Hoy, sin embargo, las cosas son ligeramente diferentes. La división no está tan clara y las fronteras entre ellas son cada vez más difusas. Casi todo es embebido y todo depende cada vez más del firmware cargado en el microcontrolador que gestiona el sistema. Agregando unas líneas de código conseguimos aumentar las capacidades del circuito, modificando una rutina arreglamos un pequeño fallo funcional y si cargamos un nuevo programa podemos hacer que el mismo hardware se adapte a una aplicación para la que no había sido diseñado originalmente.